Corrí mi primer ultramaratón, el Ultra Trail de Pachamanka, una carrera con más de 5.000 metros de desnivel positivo que me llevó al límite en todos los sentidos. Fui con Martín, un gran amigo que ya tiene experiencia en ultras y que me motivó a inscribirme. Compartir esta aventura con él fue algo especial; cuando estás tantas horas en la montaña, tener a alguien que entienda lo que estás viviendo marca una gran diferencia.
Desde el amanecer hasta la meta, la carrera fue una mezcla de emociones. Hubo tramos donde me sentí increíblemente fuerte, disfrutando de los paisajes y del silencio de la montaña. Pero también hubo momentos duros: en los últimos kilómetros me empezó un dolor en la planta del pie que me acompañó hasta el final. Los 14 km de bajada se convirtieron en los más lentos de mi vida. Cada paso dolía, pero también me recordaba por qué estaba ahí: para desafiarme, para aprender, para disfrutar del proceso.
A lo largo del recorrido conocí gente bacán, corredores que te alientan, que te acompañan un rato o simplemente te sonríen cuando cruzan miradas en medio del cansancio. Esa camaradería es parte de lo que hace tan especial este tipo de carreras.
Cuando crucé la meta sentí una mezcla de alivio, felicidad y orgullo. No solo había terminado mi primer ultra trail, sino que me había llevado una experiencia que nunca voy a olvidar. Entendí que el deporte no se trata solo de competir, sino de conectar con uno mismo, con los demás y con la naturaleza. ❤️
Te dejo el video donde muestro cómo viví la carrera desde adentro: la dureza del recorrido, los momentos de lucha y la emoción de cruzar la meta en mi primer ultramaratón. 🎥👇